-Mira -empiezo a decirle-, tengo que confesarte algo. No te he traído la pizza para darte las gracias.
-¡Lo sabia! -Exclama alzando el puño en el aire- . Te has enamorado de mi. Quieres que sea el padre de tus hijos. Tendremos un tiro de caballos y una carreta con toldo y viajaremos hacia Suramérica para criar cabras.
-Ni soñando.- Me aclaro la garganta-. He traído la pizza para sobornarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario