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Déjame que te diga que no tienes por qué ponerte metas que sabes que no vas a alcanzar. Si quieres algo o a alguien, lánzate, no evites la caída, y si llegas hasta el suelo sin salpicar o gritar sabrás que lo has conseguido. Sabrás que has tenido miedo pero has luchado. Ahora ahí va esa pregunta tan molesta:

                         ¿Y de qué sirve luchar?

Pues... sirve para ser feliz, sirve para decir: lo intenté; aunque no lo conseguí, lo intenté, luché por conseguirlo. Y aquí me tienes a mi, si piensas que mi consejo es malo... Lo he intentado todo muchas veces, algunas han salido bien... otras mal. Pero es inevitable... si todo nos saliera bien desde el principio, perderíamos cosas. Cosas que no se sustituyen ni con las palabras más bonitas.