martes, 24 de enero de 2012

24 de enero de un frío invierno

Esta vida que al principio me había encantado enseguida se me hizo insoportable. Me cansé de que se repitieran las mismas escenas y las mismas ideas. Me puse a sondear mi corazón, a preguntarme lo que quería.No lo sabía, pero creí que las vacaciones me resultarían una delicia...
Me acusan de tener gustos inconstantes, de no poder disfrutar mucho de la misma quimera, de ser presa de una imaginación que se da prisa en llegar al fondo de mis placeres, como si fuera culpable de su duración; me acusan de saltarme siempre la meta que puedo alcanzar; por desgracia, busco solo un bien desconocido del que me persigue el instinto. ¿Es culpa mía si encuentro límites por todas partes, si lo que está acabado no vale nada para mi?

Finalmente terminas sin saber cómo sentarte o tumbarte, todo dolor es poco para el que finalmente el destino cree que te mereces. Si las cosas hubieran ido poco a poco quizás hubiera sido capaz de salir del pozo, pero me cerraron la tapa, y dudo que alguien me fuera a ayudar a salir. No se qué es lo que quiero ni cómo quiero levantarme cada día, pero nadie o casi nadie se preocupa en ver si soy capaz de abrir los ojos cada mañana... Y realmente no se cómo me siento, después de tanto tiempo no se ni lo que pienso, no se por qué me molesto ni por qué sufro. Si pudiera dormir eternamente en un lugar sin necesidad de que los sueños me abordaran, desaparecer de un mundo que no me echaría de menos. Es una nueva fase de aburrimiento la que tengo encima, algo muchísimo peor, tanto que las tardes de los domingos me parecen fiestas al lado de mi vida. Mi vida, la que estoy destruyendo con mis propias manos. Necesito y nada. Qué mas da. Esto no se va a acabar.


Lamentablemente lamentarse queda fuera de los límites de mis lamentaciones.
Já...

No hay comentarios:

Publicar un comentario