Quizás no...
Quizás no debería ser como soy.
No debería perderme en cada pestañeo de tus ojos.
No debería derrumbarme cada vez que te escuche llorar.
No debería saltar de alegría cuando apareces...
Ni ponerme nerviosa cuando te diriges hacia mí.
Es demasiado complicado.
O tal vez solo confuso.
Dejarse llevar por las palabras es lo suficientemente fácil como para que me ilusione.
Y luego me pidas que ponga los pies en la tierra, cuando tú ya me has llevado a las nubes.
Esto es diferente, SÉ que es diferente.
Tú eres distinto y yo soy distinta.
Y el comprendernos es sólo parte de un juego, un puzzle al que le faltan piezas.
Y ¿por qué no?
Esta historia es bonita porque nosotros la escribimos.
Es todo como nosotros queremos que sea.
Es nuestro guión.
En este diálogo estamos tú y yo.
Y cuando no hay nadie más a nuestro alrededor,
no hacemos otra cosa que encontrarnos entre tanta oscuridad.
Siempre terminamos chocando en esta habitación sin luces...
Hasta que amanece, no desaparecemos... Y siempre, siempre es lo mismo.
Y creo que me gusta esta historia porque no estoy sola.
Me gusta este cuento porque tú formas parte de él.
Este es muy bueno. Me encanta.
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