Horrible sábado..

Abro la bolsa de la droguería.
Saco la caja de cuchillas de afeitar de la bolsa.

:::Estúpida/fea/estúpida/zorra/estúpida/gorda/estúpida/niña/estúpida/fracasada/estúpida/perdida:::

Abro la caja y deslizo las cuchillas, que emiten un susurro melodioso.
Mi cuerpo entero era mi propio lienzo, cortes cálidos que relamen mis costillas, peldaños de una escalera que escalan por mi brazos, tallos de plantas asclepias que se enredan por mis muslos y me pinchan la piel. Cuando se enteró de todo, éste impuso tan sólo una condición. Una hija que se olvidaba de comer era algo malo, pero se trataba tan sólo de una fase que ya había superado. Pero una hija que se abría la piel, que quería arrancársela a tiras para poder bailar, era algo simplemente enfermizo. Nada de cortes. No mientras vivas bajo el techo de papá. He incumplido el trato.
Toda la maldad hierve bajo mi piel mientras las mezquinas burbujas del refresco que estoy bebiendo luchan por respirar. Me desabrocho los pantalones, deslizo lentamente la cremallera. Me giro hacia la derecha y aparto la banda elástica de mi ropa interior. Mi cadera izquierda se arquea y cobra un resplandor azul bajo la luz de la pelicula.

:::Estúpida/fea/estúpida/zorra/estúpida/gorda/estúpida/niña/estúpida/fracasada/estúpida/perdida:::

Marco tres líneas, shh, shh, shh, en mi piel. Los fantasmas se escabullen por los cortes.
Coloco la hoja de la cuchilla en la caja, la caja en la bolsa y presiono los cortes húmedos con la mano hasta que aparecen los créditos en la pantalla. Justo antes de que enciendan las luces me llevo los dedos a la boca.
Mi propio sabor de recuerda a suciedad.