sábado, 17 de diciembre de 2011

#

Una vida sin amor es incompleta, pues nadie es capaz de explicar lo que un simple sentimiento puede llegar a hacer en la vida de las personas. Nada se sabe del amor hasta que se ama. Querer es inevitable, te ayuda a crecer como persona a la vez que otros crecen contigo. A veces las tristezas tienen que ver con personas que se van, y eso duele. En esos momentos juramos no volver a encariñarnos con nadie más, hasta que conocemos a más personas 'especiales' y se nos olvida (como siempre) la promesa que nunca hemos ni vamos a llegar a cumplir. Y así es como vamos dejando huellas en el corazón de las personas, y ellas a su vez, dejan huellas en el nuestro. Cuando alguien se va, lloramos porque el corazón nos pide a gritos esas lágrimas, esas pataletas, para aliviar un poco el dolor que estamos sintiendo. No obstante debemos de tener también en cuenta, por esta misma regla de tres, que cuando nosotros nos marchamos, en algún rincón del mundo, habrá alguien que llorará por el simple, pero a la vez complejo hecho de que ellos también nos quisieron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario