viernes, 23 de marzo de 2012

Sórdido

Iba caminando por la calle hace unos días, cuando de repente, ¡pum!
Me topé con eso.

¿Que qué es?
Pues es una alcantarilla.
Pero... ¡oh!... ¡le han crecido plantas!
Esa alcantarilla no tiene agua, ni residuos, ni basura. No.
¡Tiene vida!
¡Ha crecido vida dentro de eso!
Y además muy verde.

(Eso fue lo que pensé.)

Y entonces pensé y pensé.
Lo más puro, lo mas bello, lo que merece la pena, también puede nacer entre despojos y rechazos. ¿Por qué no?
Como las plantas que han crecido en esta alcantarilla... en medio de la nada y porque sí.
¿Quién les prohíbe nacer donde quieran?
Ellas no eligieron, simplemente brotaron sin más, sin saber dónde les iba a tocar...
Y se abrieron paso entre la sórdida alcantarilla hasta la superficie, para que el sol les rozara las hojas... como cualquier ser humano.

Cada vez que paso por ahí, y las veo con sus hojas asomando, me río. ¿Cómo puede ser?
Pues siendo, como en la sociedad, que hasta la mejor persona puede crecer en un ambiente horrible. Como todas esas buenas personas que no tienen culpa de haber nacido entre la pobreza, y sin embargo no pueden hacer nada... o esos niños nacidos en una familia pobre, o con problemas de alcohol y malos tratos... ellos no tienen la culpa.

También se abren paso entre las sombras para que el Sol de tiempos mejores pueda acariciarles la cara, aunque sea un poco... porque, ¿quién nos dice que no puedan ser mejores personas que nosotros, que lo tenemos todo?

Yo no soy perfecta.
De hecho, soy perfectamente imperfecta, como todos.
Tampoco quiero serlo, no me interesa la perfección de ningún modo, ya que todo lo que es demasiado perfecto tiende a ponerme nerviosa.
Pero, ¿sabéis qué?
Yo creo que soy como esas pequeñas plantas.
Tampoco he nacido en un ambiente muy bueno, (aunque evidentemente ni soy pobre ni nada por el estilo...) pero no he tenido mucha buena suerte.

Y me abro paso para ver la luz, para que los rayos de sol de unos tiempos mejores traspasen mi piel y mis pupilas, y me hagan ver que no todo es sufrimiento, que puede haber otra salida.
Y la veo.
Algo lejos, pero la veo.
Y nunca, jamás, pierdo la esperanza de llegar algún día.
Y sólo de pensar que soy un poco como esas plantas... sólo eso...
Hace que me sienta orgullosa de mi misma.

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