sábado, 14 de abril de 2012

De todas las maneras

Días grises.
Días fríos.
Más allá de los cristales solo hay viento y lluvia.
Y justo en el fuego tú y yo.
Sonrisas, miradas, una palabra y dos... y tres...
Me miras, te miro... agacho la cabeza y me río.
La miel en los labios, el deseo muy dentro y el corazón en un puño.
Sin más.

Y pasan las horas y seguimos ahí, porque la manera que tenemos de actuar no lleva guión, porque nuestras vidas no tienen esquemas... si no libertad.
Porque tú eres tú sin comparación con nadie,  y yo estoy en este rincón, contra la pared, y no puedo hacer otra cosa que observarte. Porque ya no sé qué hacer y no soy de esas que rezan para pedir y suplicar. Porque nunca tuve miedo y ahora tengo miedo a perderte.
Y es que la vida da muchas vueltas, y desde que entraste en la mía todo ha cambiado.

Y se que los días grises como hoy, me cambia la cara, el gesto, el aura... y la sonrisa casi que se va. Y a ti te duele. Y a mi me duele que te duela, ¡y qué se yo!
Pues me saco las sonrisas de los bolsillos y te las regalo una detrás de otra, para que también sonrías tú y esto no se acabe nunca. Porque no me pedirás nunca que no llore, porque no todas las lágrimas son amargas, y algunas traen risas con ellas. Y yo no te volveré a dar las gracias porque ahora se transforman en abrazos (pero de los interminables).

¿Y qué decir?
Que tienes esa magia que nadie entiende, y la sonrisa eterna.
Que me gustaría tener tu aura y tus ojos para levantarme alegre todos los días (incluso un día tan gris como hoy), mirando a la vida tal y como es... pisando las calles con toda la fuerza que llevas dentro.
Que si te me acercas más me ciegas, porque tu luz para mi no la tiene nadie, que tanto es así, que al sol le das envidia y se enfada cuando te ve. Hace el intento de brillar más que tú y no puede, se frustra y se rinde, porque asume que será imposible.
Por tu fuerza, por tus palabras, tus sonrisas, por tu todo.

Que yo no te quiero de la manera típica.
Que yo te quiero a infinitos, te quiero a kilómetros y a centímetros, a sonrisas y a lágrimas, te quiero a segundos, a minutos, a horas... te quiero de noche, de día, ¡a la hora de merendar!, te quiero a besos, a mordiscos y a años luz.
Te quiero conmigo, sin mi, aquí, ahora.
Te quiero pasado, presente y seguro que futuro también.
Te quiero a oscuras y a la luz.
Te quiero en primavera, en verano, en otoño y en invierno.
Te quiero aquí, allí, en todas partes.
Te quiero de aquí a la Luna y más allá.

Y te lo digo así, porque, lo siento mucho...
Pero aún no aprendí a ''querer muzo'' como tú.
Así que mejor te digo esto, o lo resumo en que te quiero como tres mil millones de mariposas revoloteando infinitamente en el estómago, y no hay más que hablar.

Porque yo te quiero a ti con tu todo, con tu luz...

Y no cambies nunca.
Hazte mayor, envejece.
Pero no dejes de ser un niño, jamás.

[Un beso más para la lista]

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