Así es el destino, para llegar a un equilibrio hay primero que asumirlo y dejarse llevar.
Y... ¿Qué pasa conmigo?
Pues que el señor destino siempre me trae lo mismo, cual ratón Pérez que siempre deja la misma moneda bajo la almohada.
Y me canso.
Esto no me parece justo.
No me gusta ser la segunda opción, de hecho nunca me gustó ser la segunda en nada, soy así de competitiva...
Y aún así lo soy.
Nunca seré la primera y única opción, la que realmente cuenta, si no la segunda, esa que se aparta un poco y que sólo se usa cuando la primera opción flaquea.
¿Qué soy?
Ya no me siento siquiera humana.
Me siento un juguete.
Y no puedo volver a sentirme un objeto, creo que mi cuerpo no tiene fuerzas y mi corazón no lo resistiría más, es como un elástico que no puede dar más de sí...
Y aún así...
Aún así sigue jugando conmigo.
Porque soy esa chica que sonría delante de todo el mundo cuando todo está en calma y la primera que reivindica y corrige el fallo. La que soluciona las cosas. La ''fuerte''.
Pero yo también sufro, a mi también me encantaría ser la primera opción, y que hubiera alguien a quien de verdad le importase...
Qué se le va a hacer.
Necesito respetar al destino para que haya equilibrio.
Seguiré siendo vuestro juguete, vuestra segunda opción.
Seguiré sufriendo y derramando el alma por el suelo todas las noches cuando esté sola y por la mañana sonreiré como si nada hubiera ocurrido...
Aunque a decir verdad, que tenga cuidado el señor destino, porque el día que me canse le daré una patada a contratiempo. ¡Já!
Momo y Casiopea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario