martes, 28 de agosto de 2012

Inocencia.

Inocencia y tú, que sois lo mismo.

Siempre que las cosas van mal...
Siempre que algo malo pasa y dejo de sonreír...
Estás tú.
Una vez me dijiste que te ponías triste porque cuando el cielo cambiaba de color, mi sonrisa desaparecía... Y cuando volvía a hacer sol, sonreías, porque entonces yo era feliz también...
Creo que desde que entraste en mi vida han habido muchos días preciosos de sol, un sol tan enorme que calienta a todo el mundo... y has hecho que todo cambie.
No me preguntes por qué, esto no es como crees que es.

Yo solo puedo decirte que ahora, cuando estoy mal, apareces...
Y de repente me haces sonreír.
Llegas, sonrío, bromeo y doy saltos de alegría...
Y aunque el cielo esté gris, yo lo veo multicolor.
Y no se si es que soy yo o eres tú y tu manera de ser...
 Pero ya no me pongo a contar las lágrimas que derramo sobre el suelo.

Ahora me pongo a contar sonrisas, y a contar el tiempo que falta para verte.
Y es entonces cuando me alegro de esto.
Me alegro de ser yo y de que seas tú el motivo de mi alegría, y me alegro de tenerte conmigo y de no perderte a pesar de todo.
Y desde entonces ya no me hago daño con las palabras ajenas...
Prefiero alegrarme y ser feliz con las que tú me dedicas a diario.
Y todo mi mundo se vuelve de colores, y las nubes están hechas de pompas de jabón...

Porque desde que te conozco no existe el negro único en mis días, y prefiero delirar en mil colores de nuestras risas y fundirnos en abrazos de alegría con felicidad en nuestras venas...
Que antes de empezar a lamentarme, prefiero que me saques a bailar en medio de la calle.
Y creo que me entiendes mejor que nadie.
Tengo que darte las gracias por hacerme grande una vez más; y por hacerme ver que la magia existe, y la inocencia eterna, también.


[Todo lo bonito está en ti, y yo lo sé, porque te llevo siempre conmigo]

La inocencia sabe a ti.

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